Descansando en Libertad

El trabajo más importante que podemos hacer es ministrar a Dios. Nuestro llamado número uno no es al pueblo sino a Él. El llamado a su pueblo es, en última instancia, un llamado a Él, pero primero que todo queremos estar bien alineados a su corazón. El único propósito de nuestras vidas es convertirnos en uno con Él y que fijemos nuestra mirada en su rostro, sabiendo que somos amigos del Padre escogidos y perdonados. Él pensó en ti en el Jardín. Se emocionó al ver lo que sucedería con tus generaciones de modo que pudieras nacer a su gloria y misterio. 

?Pero qué hacemos cuando todas sus promesas comienzan a manifestarse en nuestras vidas? L mayoría de nosotros debería saber a estas alturas que cuando Dios te confía algo, esto viene con responsabilidad. Él nos va a proveer un camino hacia nuestro destino, pero a veces, tendremos que ayudar despejando el camino. La promoción que queremos viene con trabajo, y yo, personalmente, no he conocido una persona sobre la cual Dios haya derramado su abundancia y que no haya tenido que esforzarse por el Reino. 

Como cualquier cosa nueva, hay una etapa de luna de miel donde todo llega con facilidad porque estamos tomando la tierra, pero ?qué hacemos cuando nuestros cuerpos y mentes no pueden mantenerse al nivel del llamado? La respuesta es simple. Descansamos. En lo natural, eso parece contraintuitivo. Vemos la montaña de trabajo que tenemos que realizar o las personas que conocemos que necesitan ver o experimentar el amor de Dios a través de nosotros y podemos ser tentados a caer en la mentira de que no habrá oportunidad para descansar o que es innecesario. 

Hace poco me encontré en ese lugar, y para ser honesta, no es mi primera vez, pero mi esperanza es que esta sea la última. He recibido de Dios tantas bendiciones: una familia, un ministerio, naciones, un negocio, una red de personas maravillosas, y su provisión, todo esto continúa enseñándome que nunca podemos ganarle a Dios, pero la verdad es que me cansé. Estaba cansadísima. El tipo de cansancio que se convierte en agotamiento y luego te lleva a sospechar si todo el favor que recibiste no era para nada una bendición. No me malinterprete, tengo límites. Rara vez me comprometo excesivamente, y si lo hago, me arrepiento, y ordeno las cosas. Pero me estaba perdiendo algunas verdades realmente poderosas. 

Después de varias semanas de agotamiento, finalmente comencé a compartir el problema con Jesús mientras tenía tiempo con Él. Y estando con Él, adorándole, postrándome en el piso, porque eso era todo lo que había en mí para hacer, mientras estaba postrada allí, le oí tan claramente: “Efesios 3”. Comencé a leerlo, y el poder de su verdad comenzó a llenarme. 

Efesios 3:14-15 dice: 

“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su espíritu”. 

Comencé a decretar esos versos sobre mí. Dije: “Dios, gracias porque eres un Padre  perfecto. Gracias porque soy tu hija. Te pido que me reveles tu gloria y tu favor. !Yo sé que ahora mismo estás sobrenaturalmente fortaleciéndome en lo más profundo de mi ser con tu divina fuerza y explosivo poder! Continué leyendo, y allí estaba, la verdad que ponía de manifiesto la mentira escondida en mi duda, que ni siquiera sabía que tenía.

El versículo 20 dice: 

“Y Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundante de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”. 

Inmediatamente comencé a arrepentirme porque me di cuenta que mi agotamiento estaba arraigado a la mentira que podía lograr que las cosas se hicieran a través de mi propia habilidad. !Había dudado de la poderosa obra de Dios para cumplir todo lo que Él había prometido! Su altísimo poder cumplirá todo a lo cual Él me ha llamado. No solo a lo que me ha llamado ahora sino aún a las cosas que todavía están por rebelarse, o las que todavía no he soñado ni he pedido. Lo maravilloso es que, si le permito sobrepasar mis sueños más increíbles, si descanso en estas verdades, dice que: “su poder milagroso actúa constantemente en mí”. 

Soy una hija del Dios Altísimo y la verdad de esta declaración significa que las oportunidades me siguen, la abundancia está derramada sobre mí, y la gente es atraída por Jesús que está en mí. Esto no es vanagloria, es justamente lo que la Escritura dice que se le ha dado a los que están escondidos en Cristo. Seremos un dulce aroma para los que están alrededor nuestro, y la luz en nosotros va a atraer la oscuridad ( porque no hay tinieblas en Cristo Jesús), y a todos los que están en la oscuridad y que están verdaderamente buscando la luz. 

Estas promesas sobre mi llamado son emocionantes, y si no soy cuidadosa, permitiré que estas emociones sean las que me alimenten en lugar en lugar de ser alimentada a través del descanso que encuentro en Él. La excitación por causa de las oportunidades viene de Cristo, pero no es el Cristo. Debemos tener cuidado de no caer en la misma tentación que asedió a los israelitas en el desierto. Dios diseñó plan tras plan para llegar a tener una relación con ellos, y escogieron caminar sin rumbo en el desierto en sus trabajos en lugar de encontrar su descanso en Él ( Hebreos 4:1-10).


“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de nosotros aparezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo” (Hebreos 4:1-3).

Parte de esa promesa es que Él nos llamará, nos ungirá, pero primero nos amará. En ese amor está el mandamiento de descansar de modo que le permitamos que nos inunde en lo más íntimo de nuestro ser. Para que Él pueda actuar en nosotros con su explosivo poder milagroso y manifestar sus sueños más increíbles para nuestras vidas. Amado, descansar en el Padre es parte del regalo de la libertad, y hoy, Él te está invitando a dar un paso más profundo hacia esa promesa. Corre tras el descanso, porque nuestro descanso es Dios, y Él es la esperanza y el fruto de la salvación. 

Escrito por Jenimar Pendleton

Featured Image by Averie Woodard